Cuando empecé mi experiencia laboral me pasó algo similar. Me encontré con que tenía unas habilidades muy positivas en el área de mercadeo y ventas aunque no me llenaba el hecho de ofrecer productos o servicios. Tampoco me sentía parte de ningún tipo de organización y para ese momento hablar de independencia o emprendimiento era para mí casi una utopía.

La necesidad de seguir indagando en mi persona para desarrollar mi máximo potencial, ser feliz y realizar algo en lo que me sintiera verdaderamente plena y tranquila parecía un estado muy lejano.

Finalmente gracias a una pregunta que me llegó, sentí vivir un momento muy especial. La pregunta decía: “¿Cuál es esa constante que por más que pase el tiempo, sigue estando en tu vida a pesar de las dificultades? Esa pregunta me cuestionó. Luego de repetírmela una y otra vez descubrí algo increíble. Ese algo era la búsqueda de mi verdadero yo. Un deseo de equilibrio. Me encontré con muchas creencias limitantes e incertidumbres y el objetivo era encontrar ese algo que le diera un verdadero sentido a mi vida y estar a gusto con mi verdadero ser. A ese algo yo lo denominé mi sanación interior.

Viví explorando, sanando y abandonando hábitos negativos para reinventarme muchas veces. Me formé en varias disciplinas de sanación y crecimiento personal que me motivaron a diseñar técnicas y ejercicios muy sencillos para irlos incorporando en mis hábitos saludables de vida, que ampliaron ese estado de armonía.

Por supuesto tuve infinidad de maestros, aunque el maestro de maestros fueron todas y cada una de mis más contundentes crisis. Esas que me vaciaron, me tumbaron y me obligaron a enfrentarme con mis más agudos miedos e inseguridades.

Después de ver claramente mi camino, comprendí que debía mantenerme en un estado de atención y observación para crear un sello personal. Esta disciplina de vida me permitiría encontrar múltiples herramientas de ayuda.

Hoy sigo convencida que el desarrollo personal, la motivación y el bienestar son un estado que se construye desde la naturaleza esencial de ser.

Por más difícil que sea el camino recorrido, siempre existirá la posibilidad de volver a empezar y de construir lo que sí quiero vivir. Los límites están en la mente y tenemos la magia en nosotros mismos. Ésta nos ofrece renacer las veces que sea necesario para sellar en nuestra alma un estado de felicidad permanente, que nos recuerde lo maravillosos y grandes que somos, sin importar la historia que hayamos venido escribiendo.

Hoy puedo ver en mí un ser humano más claro y natural. Con sueños simples y sencillos, con grandes cualidades y sigo descubriendo nuevas y variadas facetas. Hoy puedo decir que soy feliz de ser quien soy.

Mis recursos profesionales son variados y de ellos me siento orgullosa. Sigo siendo aprendiz y ya estoy lista para ser parte complementaria en la vida de otros.

Ahora cito esas disciplinas profesionales que hoy también me formaron y que me llevaron a presentar esta posibilidad de crecimiento personal. ¿Quieres descubrir los grandes retos de tu verdadero yo?"